Es una bodega sin bodega, creada por David Seijas, y fue sumiler en el restaurante de Ferran Adrià. David cada día al volver de El Bulli (restaurante de Ferran) y veía los viñedos de la finca de Mas Marès, el soñaba con llegar a elaborar un vino con aquellas uvas. Tras el cierre del famoso restaurante llegó el momento de cumplirlo.
Consciente que una cosa es tener sueños y otra muy distinta es llevarlos a cabo, confió "la parte menos romántica", y los números, a su actual socio Guillem Sanz. Juntos crearon Gallina de Piel, una bodega cuyo nombre hace honor a la célebre frase del difunto entrenador del Barça Johan Cruyff, de quien Seijas era un gran admirador.
Cada botella contiene una historia líquida que cuenta como un territorio, un cuadro, un personaje, inspiró la creación. Todo el vino nace en una bodega. Sin límites, buscan el viñedo que pueda construir una historia, esté donde esté.
Una propuesta valiente es elaborar vinos que emocionan, poniendo en valor distintos perfiles y variedades autóctonas, defendiendo el lugar de donde provienen.