Núria nos cuenta: "Recuerdo, de pequeña, el runrún de los tractores al amanecer para marcar el inicio de la vendimia y durante días todas las calles del pueblo olían a mosto. Fueron mis padres, y sobre todo los abuelos, quienes me transmitieron los valores de ser de un lugar así, y como una viña vieja, con los pies arraigados a la tierra, fui creciendo y amando lo que me rodeaba.
Rafa apareció en mi vida y quisimos darle forma de vino a esta tierra de piedras, secano, viñas viejas, gente hospitalaria y dicharachera, cierzo y garbín. Al inaugurar la bodega, se inició un proyecto que elogia a mis antepasados, a una manera de cultivar la tierra y es simbólico del pueblo que me vio nacer y crecer.
Nuestros vinos son el reflejo de su terruño. Son las viñas y la tierra donde reposan, las protagonistas que llenan las botellas para que cuando alguien, al probarlos, sienta los mismos aromas que yo cuando era pequeña al inicio de la vendimia."
La colección de vinos de la bodega es de las más altas calidades, todos ellos con certificado ecológico, y sus vinos se clasifican en: Vinos de Vila, Vinos de Parcela, Vinos Singulares y Vinos de Finca. Cuando pruebas un Herència Altés, te transporta a un único sitio, a la Terra Alta; un carácter; un terrior; una forma de hacer.