En el siglo XII llegaron al Priorat los monjes cartujos franceses e introdujeron las variedades que son hoy en día propias de la región: la garnacha y la carignan. La familia Marco, viticultores desde el siglo XV, ya estaba afincada en Porrera, como ya consta en el primer censo de Cataluña, en 1497. También aparece en el censo posterior realizado por el Conde de Floridablanca en 1787.
A finales del siglo XIX, la filoxera, al igual que en el resto de Europa, atacó los viñedos de Priorat y la familia Marco se vio obligada a emigrar a Barcelona pero conservó las tierras de Porrera.
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