En junio de 1993. Los dos hermanos le dicen a su madre que quieren homenajear a su padre realizando un viaje desde Barcelona hasta Santiago, la tierra natal, en verano y conduciendo el Seat 128 de la familia. Los hermanos son jóvenes, aventureros y con menos de veinte años. Su madre tan solo les pone una condición: deben volver con un tinto bajo el brazo del que su padre pudiese estar orgulloso.
Cerca de Santiago, un reventón inoportuno les impide seguir adelante y les obliga a buscar ayuda en un caserío rodeado de viñedos. Tienen la suerte de que les abren la puerta y les dan cobijo y dos copas de vino que, según el propietario cuenta, él mismo cosecha y produce. No es un vino tinto, pero no es de este mundo. Acaban de descubrir, es esa bodega, la perla que estaban buscando y su peregrinaje empieza a cobrar sentido. Erasmo tenía razón: en el vino está la verdad.
La historia acababa de empezar y ya han encontrado seis tesoros para crear una importante gama de vinos de algunas de las mejores denominaciones de origen del país: DO Rías Baixas, DO Rueda, DO Bierzo, DO Ribera del Duero, DOCa Rioja y DO Montsant.