Recién llegado de hacer fortuna en las Américas y con la mente llena de ideas y proyectos ambiciosos, Agustí Vilaret fundó en 1865 la bodega Mont-Ferrant. Así, compró Mas Ferrant en la localidad de Blanes (Girona), y con el objetivo de convertirse en elaborador de champàn plantó viñedos, construyó una nueva bodega y adquirió el utillaje necesario para elaborar el primer cava Mont-Ferrant. Desde entonces, los cavas Mont-Ferrant destacan por desarrollar una personalidad marcada por una acidez profunda, una gran capacidad de guarda y un carácter difícil de olvidar.